El cuerpo de los humanos se diferencia enormemente de aquel de los seres aptos para comer carne naturalmente.
Nuestra anatomía y fisiología no es la de un león, ni de un perro ni de cualquier animal predador o necrófago. Somos naturalmente fitófagos, es decir, consumidores de plantas. La Biología nos ha incluido en el orden de los primates, la Superfamilia hominoidea, familia de los homínidos, del género Homo y la especie Homo sapiens – Dr. German Alberti
Desde tiempos antiguos ha existido la creencia de que comer animales es “el ciclo natural de la vida” y que además los seres humanos están en la cima de la cadena alimentaria.
El Dr. Doug Lisle, un reconocido psicólogo evolucionista estadounidense explica en su libro “The Pleasure Trap” (la trampa del placer) que el cuerpo humano está diseñado para una alimentación inclinada a las frutas debido al pequeño tamaño del estómago, la mandíbula, los huesos, además de muchas otras diferencias psicológicas y bioquímicas.
Asimismo, el ensayo del Dr. Milton Mills explica a fondo como la fisiología humana se distingue de aquella de los animales capaces de consumir carne naturalmente.
“Los humanos no somos carnívoros naturales pues al matar animales y comerlos, estos terminan por matarnos a nosotros por el colesterol y grasas saturadas de su carne, la cual no está diseñada para el cuerpo de los humanos, quienes somos herbívoros naturales” – Dr. William Roberts
Desarrollo del cerebro humano
En su artículo “Somos lo que ellos comían“, el profesor de la Universidad de Darmouth, Nathaniel Dominy explica que la carne no fue responsable del desarrollo del cerebro en los humanos, sino el almidón en las plantas.
Asimismo, la revista digital Science Daily en su entrega de septiembre de 2008 menciona “La capacidad humana de digerir almidón fue un factor principal en el desarrollo de nuestros cerebros. De acuerdo con la investigación de la Universidad de California, en comparación con otros primates, tenemos significantemente más copias del gen AMY1 responsable de la encima salivaría amilasa, la cual ayuda a descomponer el almidón, lo cual hizo posible que los primeros humanos pudieran digerir el almidón en los alimentos más fácilmente”.
Comparación de la fisiología humana y la de animales capaces de consumir carne naturalmente
1. Intestinos: La longitud de los intestinos en humanos y otros herbívoros mide entre 7 a 13 veces la longitud de la sección de su tronco / torso del cuerpo. En contraste, la longitud de los intestinos en carnívoros / omnívoros es sólo de 3 a 6 veces la longitud del tronco / torso. (La longitud del tronco / torso se utiliza como los medios de comparación en lugar de la longitud total del cuerpo o la altura porque los seres humanos son animales bípedos mientras que la mayoría de otros animales son cuadrúpedos).
Fuentes
Artículo: “¿Somos carnívoros u omnivoros por naturaleza? – Dr. German Alberti
Artículo: La dieta del Australopithecus Sediba – Diario internacional científico Nature
Artículo: “Somos lo que ellos comían” – Nathaniel Dominy
Libro: “The Starch Solution” (la solución del almidón) de John McDougal
Libro: “The Pleasure Trap” (la trampa del placer) del Dr. Doug Lisle